En la última década, la topografía ha experimentado avances tecnológicos que han transformado radicalmente la forma en que medimos y cartografiamos terrenos. Uno de los protagonistas principales de esta revolución son los drones equipados con sensores de alta precisión. Estos dispositivos no tripulados permiten realizar levantamientos topográficos de manera rápida y eficiente, cubriendo grandes áreas y proporcionando datos detallados.
Además, las estaciones totales robóticas han simplificado considerablemente el trabajo de campo. Estas estaciones automatizadas no solo agilizan el proceso de medición, sino que también reducen la posibilidad de errores humanos, asegurando la consistencia y precisión de los datos recopilados.
En este contexto de innovación, también destacan las técnicas de mapeo en 3D y el uso de sistemas de información geográfica (SIG) avanzados. Estas herramientas permiten una visualización más completa y detallada del terreno, facilitando la toma de decisiones en proyectos de ingeniería y construcción.